
¡Dile adiós a esas molestas verrugas de una vez por todas!
Es más fácil de lo que crees:
Limpia y seca bien la verruga y la piel alrededor.
Corta un trozo de cinta adhesiva un poco más grande que la verruga.
Pega la cinta firmemente sobre la verruga, asegurándote de que quede bien cubierta.
Déjala puesta durante seis días. Si se despega antes, simplemente cámbiala por un trozo nuevo.
Después de seis días, retira la cinta y remoja la verruga en agua tibia por unos minutos.
Con una lima de cartón o piedra pómez (¡solo para la verruga, no para el resto de la piel sana!), frota suavemente para quitar la piel muerta.
Deja la verruga al aire libre durante la noche y repite el proceso al día siguiente si es necesario.
La magia de la cinta adhesiva es que priva a la verruga de oxígeno y la irrita suavemente, estimulando a tu propio cuerpo para que la rechace. Es un proceso que simula lo que haría tu sistema inmunológico, ¡pero de forma acelerada!
¿Te atreves a probarlo y ser testigo de la magia? ¡Cuéntanos tu experiencia!