A nivel cardiovascular, el magnesio ayuda a mantener un ritmo cardíaco estable, reduce la presión arterial y mejora la circulación. Asimismo, actúa como un purificador natural de la sangre, favoreciendo la eliminación de toxinas y el control del colesterol. También se ha comprobado que participa en la reducción de los niveles de ácido úrico, siendo beneficioso para personas con gota.
Desde el punto de vista emocional, este mineral tiene un impacto directo sobre el sistema nervioso central. Regula el equilibrio de neurotransmisores como el GABA y la dopamina, lo que ayuda a reducir los síntomas de ansiedad, depresión e insomnio. En mujeres, resulta especialmente útil durante la menopausia, al contribuir con el control hormonal y el manejo del estrés.
Conclusión:
El magnesio no es simplemente un complemento opcional, sino un pilar en la prevención y tratamiento de múltiples dolencias. Ya sea a través de una alimentación rica en fuentes naturales o mediante suplementos bajo orientación médica, mantener niveles óptimos de magnesio es una decisión clave para fortalecer cuerpo, mente y bienestar general.