Después de la muerte, el cuerpo entra en un proceso llamado autólisis, donde las células comienzan a descomponerse debido a la falta de oxígeno. Este proceso puede tardar horas o incluso días, dependiendo del entorno y las condiciones del cuerpo.
Durante este tiempo, el cerebro también continúa emitiendo ciertas señales eléctricas. Un estudio publicado en 2018 por la Universidad de Western Ontario detectó actividad cerebral en pacientes hasta 10 minutos después de la muerte clínica.
🌌 ¿Y la conciencia? ¿Puede sobrevivir al cuerpo?
Desde la ciencia, aún no se puede afirmar si la conciencia (lo que algunas tradiciones llaman «alma») sobrevive más allá del cuerpo físico. Sin embargo, los estudios sobre experiencias cercanas a la muerte (ECM) han revelado patrones interesantes:
- Sensación de salir del cuerpo
- Percepción de luz intensa o seres espirituales
- Revisión de la vida en segundos
- Sensación de paz y conexión total
Algunos neurocientíficos sugieren que estas experiencias podrían estar relacionadas con la liberación masiva de serotonina y DMT (una sustancia psicoactiva que también se libera en sueños profundos y estados meditativos) al momento de morir.
🧘♀️ La visión espiritual vs. la ciencia
Muchas tradiciones espirituales coinciden en que el alma necesita tiempo para desprenderse del cuerpo. Por ejemplo:
- En el budismo tibetano, se dice que el bardo (estado entre vidas) dura aproximadamente 49 días.
- En el hinduismo, los rituales de despedida se realizan a los 3 días, pues se cree que es cuando el alma comienza su viaje.
- En muchas tradiciones chamánicas, se realizan rituales entre el 3° y 7° día para “ayudar” al alma a cruzar.
Aunque la ciencia aún no pueda probar la existencia del alma, sí puede explicar fenómenos bioeléctricos, neuroquímicos y fisiológicos que podrían vincularse con estas creencias ancestrales.
🧩 Reflexión final
La pregunta “¿el alma tarda 3 días en irse?” no tiene una única respuesta. La ciencia aún investiga los límites entre la vida y la muerte, y aunque no puede confirmar la existencia del alma, sí reconoce que el proceso de morir es mucho más complejo de lo que se pensaba.
Quizás el misterio no esté en obtener una respuesta definitiva, sino en aprender a honrar el tránsito como un proceso sagrado y profundamente humano.