Una regla fundamental en el cuidado de las plantas de interior es evitar el encharcamiento del sustrato. El exceso de agua puede provocar que las raíces se pudran, lo que afectará gravemente la salud de la planta. Es recomendable regar solo cuando se haya comprobado que la tierra está seca en la superficie, pero aún algo húmeda a unos centímetros de profundidad. Esto puede verificarse fácilmente insertando un dedo en el sustrato para medir la humedad.
Otro aspecto crucial para el bienestar de las plantas es el suministro adecuado de nutrientes. Todas las plantas requieren ciertos elementos esenciales para su crecimiento, como nitrógeno, fósforo y potasio. Por lo tanto, es recomendable fertilizar regularmente las plantas de interior, tanto las de hojas verdes como las de floración, utilizando productos que aporten estos nutrientes de manera balanceada.
Un recurso natural que puede ser de gran ayuda en este sentido es la cáscara de limón. En lugar de desecharla, se puede utilizar para crear un abono casero que enriquezca el sustrato. Para hacerlo, hierve 1 litro de agua y agrega la cáscara de un limón cortada en trozos pequeños. Durante 15 minutos de ebullición, los nutrientes contenidos en la cáscara se liberan en el agua, creando un fertilizante lleno de potasio, vitamina C, vitamina B6, betacaroteno, ácido fólico, calcio, hierro y magnesio.
Una vez que el agua con la cáscara de limón haya enfriado, cuélala y colócala en un recipiente. Este abono natural no solo es ideal para nutrir el suelo, sino que también puede ser rociado sobre las hojas de la planta para prevenir la aparición de parásitos y repeler a las hormigas. Este método simple y efectivo proporciona a las plantas todos los nutrientes esenciales de forma natural, manteniéndolas saludables y protegidas.