El sueño es fundamental para la reparación cerebral. Dormir menos de lo necesario deteriora la atención, la memoria y aumenta el riesgo de trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.
7. Aislarse socialmente
La soledad prolongada puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo. Las interacciones sociales estimulan el pensamiento, la memoria y reducen el estrés.
8. Negarse a aprender cosas nuevas
La resistencia al cambio y al aprendizaje limita la plasticidad cerebral. Aprender habilidades nuevas mantiene el cerebro activo y previene su envejecimiento.
9. No dedicar tiempo al juego o la recreación
El juego no es solo para niños. Actividades lúdicas, creativas o divertidas estimulan áreas del cerebro relacionadas con la resolución de problemas, la memoria y el bienestar emocional.
Cambiar estos hábitos puede marcar una gran diferencia en tu salud mental a largo plazo. ¡Nunca es tarde para empezar a cuidar tu cerebro!