Se recomienda consumir media taza en ayunas, otra media antes del almuerzo y una más previo a la cena. Esta dosificación coincide con momentos de mayor vulnerabilidad a picos glucémicos, favoreciendo una liberación controlada de insulina y mejor utilización de la glucosa.
Además de su impacto sobre la glucemia, este té actúa como digestivo natural, estimulando la secreción de jugos gástricos y promoviendo el vaciado intestinal. Su efecto antiinflamatorio combate el estrés oxidativo y la inflamación de bajo grado asociados con la disfunción metabólica. Asimismo, apoya el metabolismo de las grasas al reducir niveles de colesterol LDL y triglicéridos, y, en conjunto con el jengibre, incrementa levemente el gasto energético basal.
Incorporar este sencillo ritual a la rutina diaria puede representar un paso significativo hacia un metabolismo más eficiente, una mejor regulación hormonal y una salud digestiva y cardiovascular fortalecida.